Y siguiendo con el post anterior de «La vida de soltero«…
I: «¿Y cuánto tiempo llevas soltero?»
Yo: (Haciendo cuentas) «Ya casi cumplo 9 años»
I: «Uy, pero bastante ¿no?»
Este fue un aparte de una conversación que tuve hace poco con una amiga. Y bueno, me dejó pensando ese tema y pues aprovechando que está la disposición de escribir (cortesía de tres Füstenberg, están bien ricas), ¡pues hagámosle! (Nota del Autor: el post lo tenía en borrador hace un mes, y al calor de un Aguardiente Blanco lo terminé jaja).
Transcurrían los primeros días de septiembre de 2008 y mi novia de ese entonces, tras mencionar el tema de distancia (ella vivía en Barranquilla y yo en Cali), decidió terminar la relación por teléfono (a decir verdad, nunca supe las razones verdaderas que tuvo). Para esa época estaba pensando iniciar la maestría (en parte por eso, decidí aplazar el inicio de la misma para enero de 2008), así que pensé que mejor me concentraba en el estudio, y así fue… 5 años después (que no se note la procrastinación para hacer el proyecto de grado) me gradué. Después de eso, bueh… digamos que Cupido creo que erró en la flecha y apuntó a la comida o al computador :). Sí, ha habido prospectos, pero no estaban interesadas en mí o nunca di el paso y me dejaron en la fría friendzone. Así que han sido casi 9 años de soltería, pero bueno, no todo es tan malo jajaja:
Hombre, uno no es de piedra… hace falta esa persona que siempre está a tu lado, disfrutando contigo en los buenos momentos y apoyándote en los malos y haciendo planes contigo a largo plazo. Pero como también dicen, «mejor solo que mal acompañado» (o en otras palabras -como me dijeron hace poco- si la otra persona no tiene «esa chispa que te conecta»). Afortunadamente he sido privilegiado con una familia excepcional que ha estado siempre a mi lado 🙂
Como dicen un par de amigos, «tenés que salir de ese computador y conocer gente», «buscá otros espacios para conocer nuevos prospectos» (digamos que mi círculo social es bastante reducido: los amigos de la infancia, los del pregrado, los del posgrado, los de la oficina y algunos grupos pequeños a los que he pertenecido, como el blogger). Este es un punto pendiente, vamos a ver qué depara este 2017 en ese sentido 🙂
Hoy vi un artículo en Facebook de palabras que no tienen traducción en español, y me identifiqué con la de «kilig» (Nota del Autor: Mmm… es una larga historia, pero ya no me identifico con ella). Ojalá no llegue ese décimo aniversario desde aquella noche de septiembre… pero si llega, ¡que sea con muchos aprendizajes y experiencias!
En fin… vamos a ver qué pasa. ¡2017, sorpréndeme!
2017:
¡Gracias por pasar! 🙂
- Andrés M.